Ser un joven conservador en la actualidad no es tarea fácil, y Franklin lo sabe bien. En un mundo donde las ideas conservadoras a menudo se etiquetan como retrógradas o aburridas, él ha logrado posicionarse como una figura que no solo defiende estos principios, sino que también los hace resonar entre los jóvenes. Su enfoque no es seguir ciegamente una tradición, sino revalorizar lo que la libertad y la responsabilidad personal significan en un contexto moderno.