Evitar los cierres y restaurar la confianza: La necesidad de una reforma presupuestaria
septiembre 21, 2023
El proceso de presupuestación está roto. Los plazos se ignoran con regularidad, el beneficio político se coloca por encima de las buenas políticas y la deuda no hace más que crecer. El país se enfrenta actualmente a una fecha límite. El año fiscal termina a la medianoche del 30 de septiembre. Si los proyectos de ley de gastos no se aprueban para entonces, el gobierno entrará en un cierre, lo que significa que muchas funciones financiadas por el gobierno consideradas no esenciales se detendrán. Desafortunadamente, la amenaza de cierres se ha convertido en una parte regular de las negociaciones presupuestarias de EE.UU., donde todo el proceso se mantiene como rehén, los miembros del Congreso se ven obligados a votar por políticas que no llegaron a afectar, y el gasto imprudente se arraiga cada vez más en nuestro sistema político. Sin que el Congreso pueda promulgar las 12 asignaciones necesarias para los proyectos de ley, la única otra forma de evitar el cierre es aprobar una resolución continua (CR). Básicamente, un CR extiende la pista y mantiene los mismos niveles de financiamiento que el año anterior mientras el gobierno permanece abierto y los legisladores continúan trabajando en proyectos de ley de asignaciones. Los CR son una solución temporal que se utiliza con demasiada frecuencia en lugar de abordar los problemas fundamentales dentro del proceso presupuestario. El año más reciente en que todos los proyectos de ley de asignaciones se aprobaron a tiempo y sin necesidad de un CR fue 1997.
Las luchas políticas internas y el caos de las negociaciones presupuestarias pueden parecer un problema lejano confinado al Capitolio, pero tiene graves consecuencias que afectan la estabilidad a largo plazo del país y socavan la confianza que depositamos en nuestros funcionarios electos para cumplir con sus obligaciones constitucionales. Las peleas presupuestarias que ahora parecen ser algo habitual al final de cada año fiscal no se arreglarán señalando con el dedo o con la política partidista. El Congreso debe unirse para volver a un proceso eficiente que lleve a los representantes a la mesa. Afortunadamente, existen soluciones bipartidistas, como la Ley de Prevención de Cierres del Gobierno, que realinean los incentivos y mantienen automáticamente el gobierno abierto hasta que el Congreso haga su trabajo.
Sin la amenaza constante de un cierre, los legisladores pueden centrar su atención en la estabilidad y fortaleza a largo plazo de la economía abordando la deuda nacional en lugar de legislar crisis tras crisis. En comparación con el año pasado, el déficit se duplicó; eso representa alrededor de 6.000 dólares en nuevos préstamos para cada estadounidense. La trayectoria actual del gasto es insostenible.
El pueblo estadounidense no puede seguir cargando con la carga del gasto irresponsable y los altos precios que se producen como resultado. La verdadera reforma comienza con un presupuesto real, uno que incluya todos los gastos y todos los ingresos en un solo paquete. Revisar, reevaluar y evaluar regularmente dicho presupuesto promueve el gasto responsable y mantiene a los legisladores involucrados y comprometidos en el proceso en lugar de excluirlos de la manera en que lo hace nuestro sistema actual.
Arreglar el proceso presupuestario roto llevaría al país hacia una mayor estabilidad fiscal y un sistema que lleve a los representantes a la mesa donde la prioridad es la política y no el teatro político. Un presupuesto integral y un proceso presupuestario que funcione fortalecerían aún más no solo nuestra economía, sino que garantizarían que la responsabilidad y la rendición de cuentas vuelvan a las consideraciones de gasto.
Isabel Soto – Directora de Políticas, Iniciativa LIBRE