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¿Por qué mal gastas mi dinero tio Sam?

¿Por qué mal gastas mi dinero tio Sam?

César Grajales critica el gasto excesivo del gobierno.

Pedro se levanta a las 5:30 de la mañana de Lunes a Viernes, y algunas veces Sábados y Domingos también, para ir a trabajar y generar riqueza económica para él y su familia. Pedro nunca ha pensado endosarle sus necesidades a alguien más; Pedro es un hombre que cree firmemente en que sus ideas y talentos, son las que lo conducen a la prosperidad económica. Pedro, armado con su entusiasmo e iniciativa, logra cada día hacer crecer su patrimonio. Por otra parte, Pedro tiene un tío llamado Sam que vive con él. Este tío no trabaja, ni tiene alguna actividad que le genere fortuna a la familia, sin embargo el tío Sam es un señor muy generoso, y en las noches cuando Pedro se duerme, él saca de la cartera de Pedro una parte del dinero que él se ha ganado con tanto esfuerzo, para luego repartirlo entre otras personas, de la manera que él considera es la correcta. El dinero que el tío Sam distribuye, no resuelve por completo las necesidades de esta gente, y aparte de que los está mal acostumbrando a depender de su generosidad, continuamente tiene que sacar de la cartera de Pedro para seguir sosteniendo esta situación, que se ha vuelto un circulo vicioso. Sam, no solamente se le ha ocurrido financiar personas, sino que también cree que puede ser empresario, y ha contraído deudas muy altas para invertir en sus aventuras empresariales. Sus empresas terminan fracasando, porque él no tiene la capacidad para crear empresa, sin embargo las deudas siguen aumentando, y para Sam tratar de saldarlas, necesita cada día, sacar una tajada de dinero más grande de la cartera de Pedro.

Al igual que el tío Sam de esta historia, el gobierno de los Estados Unidos ha ido aumentando su deuda pública a pasos agigantados, con incrementos que van desde $1 billón en 2008, $1.9  billones en 2009 y $1.7 billones de dólares en 2010. Actualmente la deuda de la nación asciende a casi $15 billones de dólares, (Las cantidades anteriores, equivalen a trillones de dólares en el sistema Estadounidense). Esto quiere decir que cada uno de los casi 312 millones de habitantes que vivimos en este país, debemos alrededor de $48 mil dólares, gracias al gasto exagerado del gobierno. El Fondo Monetario Internacional estima que la deuda pública total de los Estados Unidos, ha sobrepasado el %100 de su PIB (Producto Interno Bruto). La ocasión más reciente en que la deuda pública de EE.UU. superó el PIB nacional fue en 1947, esto sucedió después de la Segunda Guerra Mundial. Debido a este aumento en la deuda, es que la agencia de calificación crediticia, Standard & Poors, rebajó este año la puntuación de la solvencia económica del país de AAA a AA . Esta ha sido la primera vez en que los EE.UU. han perdido su calificación perfecta, desde que se le otorgó originalmente en 1917.

Actualmente el Súper Comité, que son una comisión bipartidista de 12 miembros del congreso, se encuentran debatiendo acerca de cómo reducir esta deuda monumental. Ellos tienen como fecha límite hasta el día 23 de Noviembre, para aprobar un plan que ayude a reducir la deuda. La situación con este comité, es que algunos de sus miembros han sugerido que para generar ingresos y reducir el tamaño de la deuda, hay que aumentar los impuestos. En mi opinión y en la de varios economistas, esto sería un error gigante, ya que el aumento de los impuestos frena el crecimiento económico y no estimula a los empresarios para contratar nuevos empleados. Lo que se necesita para balancear el presupuesto del gobierno, es limitar el gasto público, quizá no eliminando del todo algunos programas sociales, sino más bien reduciéndolos y administrándolos correctamente. Por otra parte, brindándole también todas la facilidades posibles al empresario, para que este contrate nueva mano de obra, y por ende, el Producto Interno Bruto (PIB) de la nación, crezca a un ritmo constante anual de 3.5% a 4%.

Algunas personas argumentan que debemos seguir confiando en el gobierno, y que este debe de seguir mal gastando nuestro dinero en ayuda social, o tratando de generar empleo; pero es claro que si tenemos dignidad, lo que menos queremos es que nos estén ayudando todo el tiempo. Por otra parte, no podemos fiarnos en que el gasto publico genera empleo, crecimiento; ya que estas políticas Keynesianas, han demostrado en el pasado, en países como Japón, que no solamente fracasan, sino que alargan las crisis, partiendo del hecho que obstaculizan la inversión privada. Por supuesto que cada país debe de tener un gobierno, pero este debe limitar sus funciones.    

Finalmente, como hispanos dentro de esta nación, todos somos Pedro, y no podemos permitir que nuestro querido tío Sam, quiera pasarse de listo sacándonos a la fuerza dinero de nuestras carteras, para gastarlo como a él se le antoje; teniendo en cuenta que a la larga, esto no solamente lastimará la economía de la nación, sino también a la economía de nuestras familias.

Acerca del autor:© César Grajales. Está terminando su especialización en Finanzas, es actual estudiante del Ludwig Von Mises Institute y  miembro activo en la organización no gubernamental y sin ánimo de lucro.